jueves, 21 de junio de 2012

A Trancas y Barrancas.



¿Qué significa el url de mi blog? “Ir a trancas y barrancas” es una expresión gallega que yo tomé de mi tío que es nacido en Madrid. Ir a trancas y barrancas quiere decir que vamos a tropezones y caídas. Y en definitiva así es la vida no? Así aprendemos. Nos tropezamos, caemos y de esas caídas aprendemos. Si vemos una cáscara de banana en el suelo y al pisarla nos caemos, ya sabemos que al ver una de nuevo, no hay que pisarla, porque aprendimos que al pisarla nos vamos a dar la cara contra el piso (todo esto solo pasa en las películas o dibujitos, porque en la vida real nunca me caí ni resbalé al pisar una cáscara de banana). Ese ejemplo es una suposición tal como el final de una oración que dije por ahí arriba como “y de esas caídas aprendemos”, pero la verdad es que no aprendemos un carajo. Somos, como dice mi mamá, un Homero Simpson en la vida. Nos volvemos a golpear una y otra vez con el mismo marco de la puerta del auto, hasta que el dolor que sentimos nos hace recapacitar y decir “Puta, me estoy haciendo doler, mejor no lo hago más de esta manera“. Los seres humanos somos masoquistas, y como tales masoquistas nos gusta el sufrimiento.  Somos morbosos. Si hay un accidente de auto nos acercamos, porque nos intriga ver el cuerpo mutilado de la persona que iba adentro. Si vemos un perro muerto en la calle, damos vuelta la cara, pero al cabo de dos segundos lo volvemos a mirar. Si nos pinchamos el dedo con un alfiler y sale sangre, apretamos más en la zona para que siga saliendo sangre.  Y ni hablar de las personas que se auto mutilan. Con todos esos ejemplos, no me digan que nunca lo hicieron, porque sería una mentira más grande que tía Marge inflada en Harry Potter y El Prisionero de Azkabán. Somos morbosos. Nos encanta el dolor, el sufrimiento. Las chicas, aunque tengamos a un pibe que nos de bola, nos quiera y esté ahí para nosotras, siempre vamos a querer el que no podemos tener. El inalcanzable. El que no nos da bola. El que nos ignora. El que desconoce nuestra existencia. Nos encanta. Adoramos ser ignoradas. Adoramos sufrir por amor. Los chicos, aun que tengan a la mina gordita y no tan linda, pero que saben que va a estar para ellos siempre, que los va a amar con todo su corazón y les va a entregar todo, ellos prefieren a la flaca y puta que está con todos. Que tiene su cavidad femenina más abierta que las puertas de Walmart y más pasadas que la parada de un bondi. ¿Porqué? Porque ellos igual son masoquistas.  Igual les gusta sufrir por amor. Y aunque todos digamos “odio sufrir por amor” es mentira, porque por algo nos involucramos y nos dejamos llevar por ese tipo de personas o relaciones en la vida. 
Ir a trancas y barrancas es eso para mi. Tropezarme, caerme, analizar mi caída, levantarme, volver a tropezar, caerme de nuevo, volver a analizarlo y pararme de nuevo, y así sucesivamente hasta darme cuenta de que mis rodillas emanan sangre y cambiar de rumbo. Y así somos todos en la vida. Caemos y aprendemos de nuestros errores, pero no en ese momento, si no cuatro o cinco veces más después de volver a hacerlo.

Meli Rosado.

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