Como es
típico, me volvieron a cagar. Yo no sé si ya es como que tienen una
organización tipo “Grupo de Gente que se Complota para Cagarle La Vida a Meli” o algo así.
¿Saben cual
es una de las cosas más chotas? Que una vez me dijo “Yo sé que si se termina la
relación va a ser por tu culpa”. ¿Ah sí? Mira vos. Si, yo cagué todo yendo a
verte a Mar del Plata porque te amaba. Si.
¿Otra? “Me
costaría mucho dejarte ir” me tiro en una carta. Hace dos semanas que volví de
Mar del Plata y hace dos semanas que no se NADA de ella y hace dos semanas que
ya está de novia con otra.
¿Otra cosa
PEOR todavía? La extraño. Mucho. Me hacía feliz.
El último
día que la vi una de las cosas que me dijo fue “bueno, algún día te voy a
cruzar en Buenos Aires”. No. Ojalá no nos crucemos nunca. Porque te voy a ver y
vas a seguir siendo igual de hermosa (la vi, pude mirarla a los ojos y tiene los
ojos más bonitos del mundo y una sonrisa que te mata. Es preciosa) y voy a
tropezarme de nuevo.
Quiero que
quede claro que nunca había echo esto por NADIE. ¿Viajar dos mil kilómetros por
una persona? No jodamos. No lo hice nunca por nadie y tampoco pensaba hacerlo.
Viajar a ver a alguien implica muchas cosas. Se darán cuenta de que la amaba de
verdad. Espero que algún día se dé cuenta de eso y me pida perdón como se debe,
porque las disculpas que me dio fueron muy pobres para lo que me hizo.
Ella estaba
curando unas cicatrices que tenía. Las estaba curando de verdad. Ya estaban
cerradas y con la piel rosadita, hasta que ella misma las volvió a abrir de
una. No le importé yo en absoluto. Es más, a veces creo que yo nunca le importe
de verdad y que solamente era la nena de dieciocho para entretenerse hasta que
la otra le de bola. Gracias eh. Gracias.
Meli.
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